Una identidad andorrana pero universal. Motivo: la celebración en Andorra de los Juegos Olímpicos de los Pequeños Estados.
Nuestro posicionamiento era construir una imagen que fuera un símbolo de unión, participación y suma de valores intrínsecos en el deporte. Porque unas olimpiadas finalmente representan a muchos colectivos y a la sociedad en general.
La marca creada simboliza desde diversos puntos conceptuales y segmentos de la población (cultural, social y franja de edades) la unión en un objetivo común: la participación y el éxito de los juegos. Por este motivo, los diferentes rasgos gráficos y símbolos creados se superponen generando unas líneas dinámicas, abiertas, alegres, que implican y que representan a todos. Estas líneas finalmente terminan en un punto: el pebetero olímpico.